
La crisis de la Covid-19, la que ya padece el país y la que está por venir, ha cambiado los usos sociales de los ciudadanos y también sus planteamientos políticos. El abanico del voto empieza a cerrarse y muestra una incipiente tendencia a la concentración en las dos principales fuerzas, el PSOE y el PP.
Ambas subirían con fuerza, más el PP que el PSOE. Si hoy se celebraran elecciones generales. Juntas, aglutinarían el 57% de los votos, un registro que se perdió tras los comicios de 2016, el último en el que populares y socialistas acumularon más de la mitad de los sufragios.
Los ciudadanos buscan en ellas seguridad, estabilidad y consenso, un regreso a los principios conocidos, alejándose de experimentos radicales de uno y otro signo. Así, los nuevos partidos que han irrumpido en el escenario político nacional a partir de 2015 -primero Ciudadanos y Unidas Podemos y, después, Vox- comienzan a perder la confianza de la ciudadanía.
el PP daría un salto muy considerable anotándose el 25,4% de los respaldos, uno de cada cuatro, lo que implica 4,6 puntos más que el 10-N y casi nueve más (8,7) que el 28-A.
Ésta es la conclusión más relevante que se desprende del sondeo de Sigma Dos para EL MUNDO, realizado entre los días 13 y 15 del presente mes de abril, justo en el corazón de la pandemia del coronavirus, cuando el país cumple su quinta semana de confinamiento y calcula, sumido en un caos de cifras, decenas de miles de muertos.
En medio de la tragedia y la incertidumbre, los españoles empiezan a volver sus ojos hacia las dos formaciones políticas que han gobernado alternativamente el país en las cuatro últimas décadas, los dos partidos más grandes, con más experiencia de gestión, con un historial ideológico más ortodoxo y con mayor implantación en el territorio.
La formación de derecha radical, Vox, liderada por Santiago Abascal, es la que sufriría un descalabro mayor. Con una intención del 11,9% de los votos, perdería 3,2 puntos respecto al resultado que obtuvo en noviembre y que le reportó 52 escaños. Pese a ello, se mantendría como tercera fuerza política, seguida a estrechísima distancia por el populismo de izquierdas encabezado por Pablo Iglesias, que conseguiría el 11,5% de los sufragios. Eso supone 1,3 puntos menos que en los comicios del 10-N, que le reportaron 35 escaños, y casi tres menos que en las urnas del 28-A.
Ciudadanos obtendría apenas un 5,4% de los sufragios, 1,4 puntos menos que en noviembre y 10,5 menos que en abril, su momento de mayor éxito y sigue en caída libre.