
Hoy uno de los dos principales conductos que más gas suministran a la península será cerrado: el gasoducto del Magreb. Un escenario al que se llega tras un conflicto sin parangón entre los dos vecinos de nuestro país, Marruecos y Argelia.
Ante esta situación, la otra vía por la que nos llega el gas adquiere aún mayor relevancia de la que ya tenía: el gasoducto de Medgaz, un tubo submarino que transporta el hidrocarburo desde el puerto argelino de Beni Saf hasta el de Almería. Esta ruta de cientos de kilómetros llega a su fin en una estación de compresión situada en un pueblo manchego de poco más de 4.000 habitantes: Chinchilla de Montearagón. Desde este pequeño pueblo -a tan solo 20 minutos en coche de Albacete capital- se distribuyen, por medio de camiones cisterna, miles y miles de kilogramos de gas, que servirán para abastecer a todo un país.
La paradoja de Albacete: la llave del gas de Argelia en plena pobreza energética
Tras el cierre del gasoducto del Magreb por las tensiones entre Marruecos y Argelia, el tubo de Medgaz, cuyo gas se deposita en una estación de un pueblo manchego, adquiere un importancia vital en España.
Hoy uno de los dos principales conductos que más gas suministran a la península será cerrado: el gasoducto del Magreb. Un escenario al que se llega tras un conflicto sin parangón entre los dos vecinos de nuestro país, Marruecos y Argelia. Ante esta situación, la otra vía por la que nos llega el gas adquiere aún mayor relevancia de la que ya tenía: el gasoducto de Medgaz, un tubo submarino que transporta el hidrocarburo desde el puerto argelino de Beni Saf hasta el de Almería.
Esta ruta de cientos de kilómetros llega a su fin en una estación de compresión situada en un pueblo manchego de poco más de 4.000 habitantes: Chinchilla de Montearagón. Desde este pequeño pueblo -a tan solo 20 minutos en coche de Albacete capital- se distribuyen, por medio de camiones cisterna, miles y miles de kilogramos de gas, que servirán para abastecer a todo un país.
La preocupación entre los españoles acerca de la carestía de gas comienza a intensificarse tras las informaciones que llegan de otros países de nuestro entorno -como Alemania o Austria- donde conciencian a sus ciudadanos sobre cómo actuar ante un posible apagón eléctrico. Desde el Gobierno de España, la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, asegura que «no hay que preocuparse» porque el país, según ella, tiene suficiente cantidad de este hidrocarburo para el próximo invierno y rechaza «rotundamente» la posibilidad de que se vaya a sufrir un apagón. A esta situación se le añade que, según los últimos datos de Eurostat, 9 de cada 100 personas en España están muy lejos de llegar a la temperatura de entre 18 y 22 grados que recomienda la Organización Mundial de las Salud (OMS) en una vivienda en invierno.
En el último plan de estrategia nacional contra la pobreza energética, el Gobierno advirtió que este problema afecta a más de 3,5 millones de personas en nuestro país. Es decir, a casi un 8% de la población española. Sin embargo, existen algunos territorios que están más expuestos a este riesgo. El Instituto de Economía de Barcelona (que pertenece a la Universidad de Barcelona), publicó un estudio en el año previo a la Covid donde analizó la pobreza energética en España entre 2011 y 2017 teniendo en cuenta la renta disponible. El informe concluyó que Castilla La-Mancha era la comunidad con mayor tasa de pobreza energética, duplicando la media nacional. Además, de las cinco provincias que componen esta comunidad, Albacete es la que más sufre estas consecuencias adversas.
Un escenario que presenta a Albacete como un lugar con dos rostros distintos: por un lado, es el epicentro de gas de España y, por otro, uno de los territorios que lideran la pobreza energética del país. Esta situación ha llevado al ayuntamiento de la capital de la provincia -Albacete- a tomar medidas al respecto. Así, el pasado mes, el pleno del consistorio dio luz verde al ‘Fondo de Emergencia Energética’, dotado con hasta 200.000 euros, y que tiene como fin ayudar a las personas más vulnerables con el pago de la luz o el gas. En lo que va de año, «unas 227 familias han recibido la ayuda del bono social, que cubre el pago del recibo de la luz, y casi 1.500 han recibido, además, una ayuda económica de la Junta para que hagan frente a su pobreza energética».